Joaquín Vásquez Aguilar, poesía Recado de Familia

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Los padres de Joaquín y sus sobrinos. Foto: Libro En el pico de la garza más blanca. Edición crítica. Agosto 2010.

De casualidad, hace varios años conocí la mar que se encuentra en Cabeza de Toro localidad del municipio de Tonalá, en el estado de Chiapas. La Costa chiapaneca, con su intenso calor y las olas del Océano Pacífico, siempre me hace pensar y recordar cosas de mi vida, mientras camino en su arena.

Veo el horizonte infinito, el viento, la brisa y el infinito mar, volteo y veo la Sierra chiapaneca, pienso en las personas que en ese momento están tierra adentro, en las ciudades entre el tráfico y la rutina. Llego a la orilla y me acuesto boca abajo en la arena, mientras la punta de las olas tocan mis pies, estiro mis brazos y mis dedos se meten en la arena, con los ojos cerrados me imagino abrazando al mundo, se extiende mi pensamiento a mi espalda, a mis extremidades, a la frontera entre tierra y mar, a Chiapas, México… América, el mundo, el infinito.

Esas son las cosas que pienso cuando estoy en el mar de Cabeza de Toro, por eso no me sorprendió cuando me enteré que de ese lugar tan pequeño salió un poeta. Buscando contenidos para este proyecto de Archivosonoro encontré un disco en el Archivo General del Estado, que contenía la poesía de Joaquín Vásquez Aguilar, un completo desconocido para mí; coloqué el disco en la tornamesa y mis oídos se llenaron de tortugas, garzas, maderas secas y salinas y el infinito sonido del mar, allí en ese disco está Cabeza de Toro, Joaquín o Quincho, como le decían sus amigos, nació en ese pueblo un 15 de agosto de 1947.

Hoy cada vez que alguien me dice que quiere conocer la mar de Chiapas, lo primero que le sugiero es que lea a Joaquín, pues conocerá mucho más de la Costa chiapaneca, de lo que hará en su visita de turista.

A continuación comparto con ustedes un poema en propia voz del poeta; en publicaciones posteriores seguiré publicando otros hasta completar el contenido del disco.

https://www.archivosonoro.org/audio/archivosonoro-1998-0-0-00000.mp3

Recado de Familia

en memoria del viejo Emeterio, mi padre

I

desde el manglar me preguntaron las iguanas
por ti
los bagres del estero también me preguntaron
el viento y sus gaviotas
tu canoa
tu atarraya

mamá me preguntó por ti

y yo tuve que hacer este recado
y ponerlo en el pico de la garza más blanca
a ver si en la blancura te encontraba
y lo amarré a la tristeza del pez más profundo
a ver en qué rincón del agua te encontraba
y se lo dije a la lluvia
en su gota más secreta
y al salitre en su yodo más recóndito
y al más fino pliegue del vestido negro
de mamá y las hermanas

padre

que estamos esperando
alguna brisa tuya entre las ramas de los mangos
algún indicio de tu nombre en el polvo del patio
algo que nos diga cómo te va
don Emeterio
cómo la vas pasando allá
en esa oscuridad que brilla
al otro lado de nuestras lágrimas

II

naufraga mi camisa, mi ropa toda en la Ciudad de México.
estoy a punto de otras ciudades y no puede mi piel,
no resiste mi piel en sus costras horribles.
mi edad me empuja hacia hoteles oscuros,
solitario en mi sangre que me apura, me exige.
naufraga mi cuerpo en alcoholes desatados
pues me avisan que has muerto, padre,
y ni siquiera tu muerte conduce el mundo
de otro modo, de otro mirar, de corazón que me rescate,
me avisan que la casa está sepia
y mi madre toda oscura en su butaca, aquella
que le hiciste un día de mayo.
que los nietos aún se asombran cuando no te ven
como a diario bajo el chicozapote tejiendo tus atarrayas,
tus hamacas.
y yo, a tres meses de tu muerte, no hago nada por evitarme
esta tristeza que me nubla,
esta desesperación que golpea mis hígados,
este David sin honda que soy,
este olor a suicidio que me ronda

III

con tristeza te digo que el corral
es el mismo
que no hay vaca más acostumbrada que aquella
mecanógrafa;
que no hay escritorio más fijo en su cuadra
que aquel subsecretario,
questa directa paga,
quesas educaciones con oratoria y aplausos.
así qué relinchos no entonan su pasión
por la patria,
así cuánta pastura sobra en las oficinas,
cuántos rumiantes caben en los bolsillos
de los periodistas
así qué viento no me dolerá,
así cómo no refugiarse en tu recuerdo

date: '2017-01-08T08:40:24-06:00'


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