Voyager y los sonidos de la tierra

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Fotografía de las sondas voyager 1 y 2 son idénticas lo diferente es la trayectoria y misiones que tienen cada una de ellas, en el centro se puede apreciar el disco de oro.

El 20 de agosto de 1977 se enviaba al espacio la primera de las sondas Voyager, con el nombre de Voyager 2, posteriormente el 5 de septiembre de 1977 se enviaría la Voyager 1.

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Fotografía realizada por la Voyager 1 en noviembre de 1980

La misiones iniciales de estas ondas eran:

Voyager 1

Voyager 2

Se esperaba que las misiones de ambas sondas tuvieran una duración de 5 años sin embargo los ingenieros y administradores del proyecto han logrado extender su vida útil de tal manera que incluso hoy en día continúan viajando por el espacio. La sonda Voyager 1 se encuentra a una distancia de más de 21 millones de kilómetros del planeta tierra, es el artefacto más alejado creado por el hombre y que se encuentra en el espacio Interestelar (regiones relativamente vacías del universo fuera de las atmósferas de los cuerpos celestes).

Disco de Oro

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Fotografía del disco de oro del Voyager. Archivo en formato jpg de gran tamaño 4.5 Mb

Ambas sondas contienen un disco y gramófono titulado Sonidos de la Tierra cuya intención es servir de “un mensaje en la botella”, las probabilidades de que una civilización avanzada recupere, analice y comprenda el mensaje son mínimas, Carl Sagan mencionaba:

La nave espacial, y el registro, solo serán encontradas si existen otras civilizaciones capaces de viajar en el espacio interestelar. Pero el lanzamiento de esta botella dentro del océano cósmico dice algo muy esperanzador sobre la vida en este planeta

El contenido de la grabación fue seleccionado por la NASA y por un comité presidido por Carl Sagan de la Universidad Cornell.

Lado A

Lado B

El diseño del soporte físico del disco fue realizado por diversas empresas. El disco tiene un recubrimiento de oro y cobre tiene un diámetro de 30 centímetros, además se realizó una galvanoplastia con isótopos de uranio-238 y cuya vida puede ser de más de 4 mil millones de años, los discos tienen una inscripción que dice:

To the makers of music -all worlds, all times-

Para los creadores de música de todos los mundos de todos los tiempos, aunque los contenidos no son exclusivamente composiciones musicales pues también se encuentran saludos en los distintos idiomas del planeta así como una selección de paisajes sonoros. A continuación la pista no.4 del lado A titulado “The Sounds of Earth” (Los Sonidos de la Tierra) que en sus 12:26 minutos contiene:

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Dentro de la curaduría y selección sonora por parte del comité se solicitó al grupo The Beatles la autorización para incluir la canción Here Comes the Sun pero la editorial de dicho disco negó los permisos eliminando así la participación del grupo musical en tan importante proyecto.

Sin embargo dentro de los “embajadores universales” el disco contiene una interpretación de Bach realizada por el extraordinario pianista Glenn Gould:

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Un punto azul pálido

En 1990 se configuraron las cámaras de la Voyager I para tomar una foto desde su posición (más de 6,000 millones de kilómetros) al planeta tierra. El 14 de febrero de 1990 llegó esa fotografía transmitida por la sonda a través de su sistema de radiocomunicación, actualmente el tiempo que toma recibir o enviar un mensaje a la sonda es de más de 20 horas, el resultado fue una de las fotografías más impactantes de la humanidad:

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Fotografía tomada por la Voyager 1 el 14 de febrero de 1990, encerrado en círculo el planeta Tierra.

Al respecto de esta fotografía el científico y divulgador de la ciencia Carl Sagan escribió:

Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida.

Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y formadora del carácter. Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido.

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date: '2018-08-14T12:39:55-05:00'


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