Seducción de los sonidos

La seducción es atraer, fascinar, persuadir o inducir a alguien con el propósito de que haga algo, cambie de opinión o adopte cierta actitud, esta palabra suele ser utilizada sobre todo en el ámbito sexual, así que por tratarse de un término subjetivo cada autor ha acuñado su propio término.

Tal es el caso del divulgador de la historia, las reglas y la sociología del lenguaje, Álex Grijelmo, quien argumenta que la seducción parte de un intelecto, pero no se dirige a la zona racional de quien recibe el enunciado, sino a sus emociones.
Para él la seducción de las palabras busca manifestar con viveza los pensamientos o los sentimientos “aquellas expresiones que se adornan con aromas distinguibles…No apela a que un razonamiento se comprenda, sino a que se sienta”.

En este sentido, para Grijelmo, el sonido no es sólo el contorno de las palabras, donde la voz “nos da el tacto de las frases, y con sus sensaciones vivimos la parte más irracional del lenguaje porque su registro nos permitiría incluso prescindir de los significados. Ahí preside su poder de seducción”.

Desde el seno materno somos sensibles al sonido y a la entonación, al escuchar el sonido de la voz el cerebro descodifica fonéticamente una clave que nos permite adentrarnos a las ideas. Todo empieza con un sonido. “El cerebro humano analiza el sonido de cada letra con una facilidad irracional…La capacidad sonora de la parte del cerebro que percibe el sonido del lenguaje parece, por tanto, superior a nosotros mismos”.

La poesía acude a los sonidos seductores, por lo que el lector es conquistado por la belleza y la evocación de las palabras. “Los poetas demostraron, antes que los psicolingüistas, que todas las palabras suenan en nuestros oídos aunque las leamos en silencio. Después, los estudiosos del lenguaje y del cerebro humano han convencido en que la lectura de un texto va acompañada de una articulación interior, imperceptible. Ellos lo llaman subvocalización.”

“Por eso aprender a leer afecta a la forma de percibir las palabras que se oyen. Una vez que sabemos leer, no sólo vemos las palabras con sus letras. También las escuchamos con sus sonidos…La seducción vive en la poesía…Los poetas suelen escoger muy bien sus palabras. Y acuden generalmente a aquellas que han acumulado durante los siglos mucho espacio en nuestras mentes”.

Para el autor, los sonidos son resortes de la seducción con las palabras “quien logre dominar las sutilezas de los sonidos habrá adquirido un poder intransferible, para crear belleza y para expresarse con eficacia”.

Para ejemplificar este tratado, queremos compartir con ustedes la lectura de dos escritos, uno es del narrador y poeta uruguayo Rafael Courtoisie con “Persistencia del débil” y el otro de la poeta argentina Cecilia Romana con un poema de su libro “No lo conozcas”:

Rafael Courtoisie, poesía Persistencia del Débil

Cecilia Romana, poesía No lo Conozcas

Fuente: Grijelmo, Álex. La seducción de las palabras. Editorial Punto de lectura. Julio 2007.

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